La campaña de las elecciones europeas ha comenzado. En Alemania, más de 30 grandes empresas se han movilizado para intentar frenar el voto de extrema derecha, alertando a sus empleados sobre sus peligros.

Prácticamente todos los consorcios alemanes que dan lustre al Made in Germany están anunciados en la iniciativa llamada “Defendemos nuestros valores”. Mercedes Benz, Volkswagen, Bosch, Deutsche Bank, BMW, Siemens, Bayer, y otros 20 consorcios advierten del peligro que representa para el país las ideas que propaga el partido de extrema derecha Alianza por Alemania, el AfD.

Ideas antieconómicas

No son meramente ideas contra la democracia y la convivencia, también son antieconómicas, afirmó Martin Sander, representante de la Industria Automotriz: “Esta asociación emplea a cerca de dos millones de personas sólo en Alemania, quiere dar una clara señal contra las tendencias que amenazan nuestros valores. Levantémonos y defendamos juntos por los valores que fundan nuestro éxito económico, pero también tan importantes para nuestra convivencia”.

El partido de extrema derecha Alianza por Alemania es, por ejemplo, enemigo de que Alemania se mantenga dentro de la Unión Europea, como lo declaró su portavoz económico Andreas Likert: “De hecho no tengo ninguna esperanza que se pueda lograr las reformas necesarias en la Unión Europea, por lo que como última opción deberíamos poder pensar en salir de la Unión Europea”.

¿Hacia una prohibición del AfD?

El reciente veredicto de la justicia alemana que corrobora que el partido Alianza para Alemania puede ser un peligro para la democracia podría ser también el preámbulo para una prohibición del partido, aunque muchos opinan que es un mal camino.

Una demostración espontánea surgió en toda Alemania al saberse que el partido Alianza por Alemania planeaba secretamente un llamado plan de remigración, es decir devolver a todos los migrantes a sus países de origen. Varias veces se han constatado que miembros del AfD han estado en contacto con grupos de neonazis en Alemania.

Al parecer, la mayoría de los votantes del AfD, que hoy representan el 15 % de intenciones de voto en Alemania y son con ello la segunda fuerza política del país, encarnan una protesta general contra el sistema político establecido. Una defensa de la democracia no puede por tanto estar a cargo de los partidos políticos, la única esperanza es que la sociedad civil se haga cargo de su defensa.