Crónicas campesinas: Religiosidad popular

En los campos y lugares aún persiste recordar la Novena (ejercicio de devoción que se hace durante nueve días seguidos) de algún Santo o celebraciones religiosas; éstas son esperadas con gran entusiasmo por los vecinos y amigos, ¡ah! y por supuesto también por los infaltables “colados”, puesto que después de todo el recogimiento espiritual que se requiere para la ocasión, los dueños de casa invitan a todos a celebrar y a compartir una rica comida, beber los tragos preparados para la celebración, disfrutar de dulces mistelas y festejar bailando.
La devoción a los Santos varia en cada uno de los lugares y pueblos. Cada zona tiene su Santo Patrono al cual sus habitantes se encomiendan en días difíciles y al que le rinden culto el día que le corresponda.
Hay Santos cumplidores y otros muy cobradores; es así existe un Santo para cada cosa a la cual encomendarse. Por ejemplo, para los objetos perdidos esta Santa Helena y para la lluvia San Isidro Labrador. Para tener una buena cosecha y que no falte la lluvia en nuestros campos en los meses de invierno nos encontraremos con variadas celebraciones, ya que abundan los Santos en los meses de junio y julio (como San Juan, San Luis, Las Carmelitas San Antonio y otros).
En cada una de estas celebraciones se acostumbra a sacar alguna imagen del Santo llena de flores y los invitados le van tirando papeles picados cantando. Se camina llevando y trayendo la imagen en procesión, y, aunque llueva, la celebración se realiza de igual forma ya que la lluvia augura bendiciones para el año siguiente.
Para que nuestros animalitos estén bien, nos corresponde encomendarnos al patrono San Francisco. Y es que, en la cultura religiosa, este hombre temeroso de Dios encuentra en ellos una razón para hacer de intermediario para hacer y escuchar sus súplicas.
El día cuatro de octubre se celebra, en algunos sectores rurales, la visita de la Santa Cruz a los sembrados, sean estos trigos lentejas u otros cereales o legumbres. Se prepara una cruz que puede revestirse de flores, la que es llevada la tarde del 3 del mismo mes y es dejada en la zona donde mejor esté el sembrado. Al otro día, la cruz será visitada por familias completas, compadres y amigos. Por supuesto allí no puede faltar el “cocaví” preparado en base a cuero, patitas de cerdo, pollos, huevos cocidos con ají, pan amasado y un buen vino, que servirá para llenar el primer vaso con el que rociarán la Santa Cruz. Se rezará y se le bailará para pedirle por una buena cosecha.
Así es como se vive la religiosidad en nuestros campos.
Se viene el mes de junio, y pronto estaremos hablando de la celebración de “la noche de San Juan”.

Esta sección es un espacio abierto, por lo que las opiniones vertidas aquí pertenecen exclusivamente a su autor y no necesariamente representan una mirada editorial.

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