Las AFP y los liberales en el papel

El día de 10 junio, parlamentarios opositores al Gobierno propusieron que las personas afiliadas a las AFP pudieran retirar el 10% de sus ahorros como medida para enfrentar la crisis económica que ha sido causada por la pandemia. Las voces de los expertos en materia de previsión suelen estar divididas, pues, por un lado, algunos señalan que un eventual retiro de un porcentaje de los ahorros será perjudicial para el sistema de pensiones, hipotecando el futuro de las personas. Por el otro lado, hay algunos señalan que la cantidad de dinero retirado no será tan significativa porque tendrá un tope que evitará una eventual regresión, enfatizando que las personas en este momento necesitan del dinero.
Más allá de las opiniones a favor o en contra de esta medida, o del siempre necesario aporte de los expertos, en este espacio, quisiera recalcar el ideal que hay detrás de todo discurso respecto a una de las problemáticas más importantes del Chile actual, que son las pensiones. Debemos evitar el caer en los dos extremos: aquellos por un lado quieren hacer del Estado el único responsable de la previsión, y por el contrario, aquellos que defienden a filo de espada un sistema que ha perdido gran legitimidad en la población. Aunque la bajísima rentabilidad puede que no sea causa del sistema en sí, el sentido común nos demanda una realización de cambios significativos del sistema que queremos tener.
No quisiera avocarme a aquellas voces que pretenden instaurar un Sistema de Reparto, porque si bien es cierto que su origen fue bajo un ideal cristiano, hoy en día por cuestiones matemáticas y demográficas no tienen aplicabilidad, y este sector político que lo abandera no ha generado una propuesta realmente convincente. Peor aún son aquellos políticos de un sector ideológico, que se supone se definen como liberales, defensores de la propiedad privada y libertad, que defienden dogmáticamente a corporaciones en vez de las personas que son los reales propietarios de sus ahorros. Esto nos da ha demostrar que palabras del tan amado por algunos y odiado por otros, Milton Friedman, tenían razón. En una entrevista hace años, el académico señalaba que existen dos grandes enemigos de la libertad, los intelectuales y la gente de negocios, donde los primeros creen saber que es mejor para los pobres más que los mismos pobres o creen saber mejor que los empresarios como manejar la economía. Los segundos son los que defienden la libertad de todos, pero cuando se trata de sus propios negocios acuden al proteccionismo gubernamental.
Esto no se trata de una simple ironía sino de la inconsecuencia de muchos portavoces que hablan de la libertad económica. Quisiera tomar el ejemplo de un cabecilla de Renovación Nacional, el senador Andrés Allamand, que señaló que la propuesta parlamentaria de la oposición implicaría “regalar” dinero a personas que no lo necesitan. El problema aquí va más allá dela discusión sobre si sus hechos son veraces o no, sino que está declarando, en sus propios términos, que los ahorros no les pertenecen a las personas. Otro RN, el senador Manuel Ossandón, dijo que el Gobierno (de Derecha Liberal) ha sido dogmático al negarse a cualquier cambio importante en el sistema de pensiones que en la realidad hace a las AFP dueños de un dinero que nos les pertenece. Tales posiciones nos demuestran que muchos de los que se autodefinen como liberales solo lo hacen efectivo en el papel y no en los hechos.

Esta sección es un espacio abierto, por lo que las opiniones vertidas aquí pertenecen exclusivamente a su autor y no necesariamente representan una mirada editorial.

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