Lo primero que debemos decir es que en el mundo existen tres grandes sistemas de pensiones: el Sistema de Reparto, el de Capitalización Individual y un sistema mixto, que involucra ahorro privado y público. Chile posee el de Capitalización Individual (y aportes públicos a quienes se vuelven carga del Estado). El llamado sistema de AFP consiste en que cada trabajador cotizante posea un ahorro individual (obligatorio) que es manejado por las Administradoras de Fondo de Pensiones, las que manejan los fondos en diversos activos fijos, es decir, en las acciones del mundo financiero. Si esos activos se capitalizan (lo que genera más dinero) entonces las personas recaudarán más dinero en sus pensiones (que es el objetivo del Sistema: las personas deben recaudar más de lo que aportan en el ahorro durante toda su vida).
Mencionado lo anterior, podríamos considerar que el sistema es bastante bueno, pero ¿Por qué tantas personas reciben pensiones miserables y con el correr de los años se han registrado tantas pérdidas en sus fondos? Esto se debe en gran manera a un problema legal.
Durante el Gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle, se comenzó a aplicar un término llamado «rentabilidad negativa», que en palabras sencillas significó que hasta el año 1999 las pérdidas normales de los fondos bajo las AFP asumían las fluctuaciones de la economía, pero desde el año 1999 las pérdidas fueron traspasadas a los cotizantes. A esto se le suma el hecho de que durante el Gobierno de Bachelet se derogó el artículo de compensación de pérdidas, donde las AFP se comprometían a asegurar un piso a sus cotizantes si existía pérdida de fondos (revise usted el Decreto Ley 3.500 de 1980 y verá que el Artículo 38, que hablaba de esto, fue derogado).
Tomando en cuenta lo anterior, cabe la pregunta de ¿por qué existen tantas pérdidas en los fondos? Dado que la economía a nivel planetario tiene etapas buenas y malas, cuando se generan pérdidas económicas los fondos se ven reducidos considerablemente frente a esta desprotección legal, entendiendo que dichos fondos (como dijimos en párrafos anteriores) dependen de las ganancias o pérdidas que, como activos financieros en la economía, vayan desarrollando.
Por otro lado, está el gran problema del cálculo de la proyección de vida; si bien es cierto, la esperanza de vida ha aumentado, pero es casi seguro que los jubilados no alcanzan a hacer uso de su dinero.
El problema silencioso más grande puede no pasar por el sistema en sí, si no por las malas prácticas en donde los empleadores, por ejemplo, hacen contratos de trabajo solo de palabra generando lagunas previsionales, haciendo que, en la práctica, los trabajadores tengan muy poco dinero ahorrado al final de su vida laboral.
Más allá de todos los problemas que se pueden arreglar por la vía legislativa y la buena voluntad del Ejecutivo, sin necesidad de cambiar el sistema, las personas necesitan una respuesta rápida por la bajísima rentabilidad que están teniendo. Esta solución significará avanzar a sistema mixto, y para ello, es necesario revisar los ejemplos en el mundo con más éxito; siempre teniendo en claro que, sin la buena fe y buena voluntad, cualquier sistema fallará.