La cultura e historia de Chile se han caracterizado por su predominante centralismo, lo que trunca el desarrollo y progreso de los territorios. La OCDE afirma que Chile se encuentra entre los países más centralizados de la organización (junto a Grecia e Irlanda) y, lo más preocupante, el 88% de la inversión pública se decide desde el gobierno central, cifra que duplica el promedio de la OCDE (41%), según lo planteado por el mismo organismo en el informe “Brechas y Estándares de Gobierno de la Infraestructura Pública en Chile”.
La crisis sanitaria ha evidenciado la necesidad de implementar políticas y estrategias que den soluciones atingentes a cada región o comuna, por tanto, la urgencia de otorgar más atribuciones a los gobiernos regionales y locales se vuelve esencial para enfrentar distintos escenarios como la pandemia, crisis económica, entrega de beneficios, etc. desde una mirada territorial, considerando las peculiaridades de cada zona. Y es que, si bien nuestro país posee una sana organización, estructura y macroeconomía, resulta prioritario atender la diversidad que existe a lo largo de Chile, para así avanzar hacia un desarrollo sustentable.
Muchas veces ocurre que se impulsan políticas o programas desde el nivel central que pueden responder óptimamente a las necesidades de algunas regiones, sin embargo, para otras pueden tener un efecto contrario. Pues no podemos pretender que el extremo norte tenga los mismos problemas que el extremo sur o viceversa. Por lo tanto, se requiere mayor protagonismo del gobierno regional y de los municipios para responder eficientemente a la realidad territorial.
La estrategia Paso a paso hoy deja en evidencia cómo cada comuna requiere de un análisis aislado que responda a la realidad local. Tenemos algunos municipios que se encuentran abriendo poco a poco espacios públicos y otros con cordón sanitario y/o cuarentena para disminuir los contagios. Con la pandemia además hemos visto cómo los funcionarios municipales y regionales se han convertido en la “primera línea” de la gestión pública, demostrando un despliegue que ha sido fundamental para levantar información, implementar programas e iniciativas y, dentro de lo posible, dar respuesta a diversas contingencias. En este contexto, se torna aún más evidente la necesidad de mayor participación territorial, ya que son muchos los problemas globales que requieren soluciones locales.