Que no se repita la historia

Este ha sido un año ajetreado en términos electorales; comenzamos eligiendo a los gobernadores regionales, alcaldes, concejales y constituyentes, con segunda vuelta incluida; el mes pasado continuamos con senadores, diputados, consejeros regionales y definimos a los candidatos presidenciales que pasarían a segunda vuelta. Nos queda el último gran hito: definir quién gobernará el país por los siguientes cuatro años.

Lamentablemente, desde hace algunos años quienes han sido elegidos para gobernar y dirigir al país en pos de la unión, progreso y bien común, están enfocados en una lucha que ha generado un quiebre profundo en la sociedad. Eso me hace recordar a Maquiavelo quien astutamente aconsejaba a las autoridades que, en determinados contextos, era una buena alternativa “dividir para gobernar”, sin embargo, lo que hemos conseguido hoy con esta máxima ha sido aportar a la construcción de un gran monstruo incontrolable que cree tener la capacidad de juzgar y guillotinar a quien no comparte su postura.

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Leyendo el libro “Valparaíso 1972”, de Salvador Lanas, siento que estamos volviendo en la historia, pues su relato suena tan familiar y cercano a lo que vivimos hoy: “el país vive momentos tensos, la polarización va en aumento”. Todo indica que ya vivimos este capítulo y, al igual que en ese periodo, hoy “surge la necesidad imperiosa de unidad de evitar las confrontaciones y aunar esfuerzos que conduzcan a un diálogo fecundo”. Urge comprender que es válido que existan distintos puntos de vista y que es legítimo opinar diferente, pero que eso no nos quita nuestra dignidad, seguimos siendo personas e integrantes de la misma sociedad.

Hoy tenemos grandes desafíos. Primero despertar el interés innato del ser humano por los temas públicos y, segundo, dejar de lado la politiquería que nos ha llevado a la polarización que se ha reflejado en actos vejatorios y denigración de personas a través de insultos verbales y físicos, que dejan en evidencia la falta de tolerancia, respeto y capacidad de reflexión. Nos hemos radicalizado y no hemos dado espacio al diálogo y la colaboración, al parecer es más fácil mirar las diferencias de forma negativa que apoyarnos para buscar puntos de encuentro. La invitación es a no repetir la historia, tenemos la opción de demostrar que el paso de los años no ha sido en vano.

Esta sección es un espacio abierto, por lo que las opiniones vertidas aquí pertenecen exclusivamente a su autor y no necesariamente representan una mirada editorial.

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