La región de Ñuble, la más joven de Chile, combina la riqueza de sus tradiciones rurales con un futuro lleno de oportunidades. Desde su creación en 2018, la zona ha demostrado un enorme potencial en sectores clave como la agricultura, un ámbito que ha sido el pilar económico de esta tierra por siglos. Sin embargo, en el siglo XXI, la agricultura por sí sola no basta para llevar a Ñuble hacia el desarrollo que merece. Es aquí donde la tecnología entra en juego, y donde la academia, desde las distintas casas de educación superior que hacen vida en la región más pequeña de Chile, tiene un rol clave.
Ñuble es la región más rural del país, con un 30% de su población viviendo en áreas de este tipo. Esta característica, lejos de ser un obstáculo, representa una oportunidad única. La agricultura, que ha sido la base de su economía, se enfrenta a desafíos globales como el cambio climático y la demanda creciente de alimentos. Ante esto, la modernización del sector es imprescindible. Desde universidades e institutos profesionales, existe la responsabilidad de integrar nuevas tecnologías y métodos de producción sostenibles que permitan optimizar el uso del agua, el suelo y los recursos naturales.
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El potencial agrícola de Ñuble es incuestionable. Su superficie cultivable y la disponibilidad de agua hacen de la región un terreno fértil no solo para el cultivo tradicional, sino también para la innovación en el sector. Ante esta fortaleza, la tecnología es la herramienta que puede marcar la diferencia en la eficiencia y productividad de sus tierras.
Santo Tomás está comprometido en formar profesionales que fusionen el potencial de la agricultura y la tecnología a través de sus programas en Recursos Naturales e Informática. Estas áreas permiten que los estudiantes desarrollen innovaciones aplicadas al campo, como sistemas de riego automatizado, manejo de cultivos con tecnología satelital y prácticas agrícolas más sostenibles.
Estos avances fueron evidentes en el reciente II Encuentro Agroecológico de Ñuble 2024, donde como institución se reafirmó el rol de impulsor de soluciones tecnológicas para el desarrollo del sector agrícola.
El crecimiento de Ñuble no se puede concebir sin esta sinergia entre lo rural y lo tecnológico. Para competir en mercados internacionales y asegurar el bienestar de sus comunidades, es crucial fomentar la innovación desde las aulas y los centros de investigación. La región tiene la oportunidad de convertir su vasto patrimonio agrícola en un motor económico que no solo la sostenga, sino que la proyecte hacia el futuro.
Al mismo tiempo, no se puede olvidar que el desarrollo tecnológico debe ir acompañado de un respeto por sus tradiciones. Ñuble tiene una rica historia que ha forjado su identidad, y ese legado cultural es parte esencial de lo que es hoy. La clave para un futuro próspero radica en mantener ese equilibrio: aprovechar los avances tecnológicos y las nuevas técnicas de producción sin dejar de lado las raíces culturales que definen la región.
Con la fusión de agricultura y tecnología, Ñuble puede crecer de manera sostenible y enfrentar los retos de un mundo en constante cambio.