El voto es una herramienta esencial en la democracia. A través de este acto, los ciudadanos otorgan legitimidad a sus gobernantes y aseguran que el poder resida en el pueblo. En una república representativa, como la de nuestro país, votar es una forma de delegar el poder en autoridades que tomarán decisiones clave para el bienestar común.
El sufragio o voto es tanto un derecho como un deber. Mediante las elecciones, los ciudadanos eligen a quienes tomarán decisiones en temas como educación, salud y medioambiente. Además, existen mecanismos como el plebiscito, donde el voto directo permite a la ciudadanía expresar su opinión sobre temas específicos.
Históricamente no todos pudieron votar
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En Chile, las mujeres obtuvieron el derecho a votar por primera vez en las elecciones municipales de 1935. Este avance fue el resultado de años de activismo feminista y se formalizó con la promulgación de la ley que permitía a las mujeres mayores de 21 años, que supieran leer y escribir, participar en las elecciones locales.
En esta primera elección, 76,049 mujeres se inscribieron y 25 fueron elegidas como concejalas, sin embargo, de acuerdo con la información histórica, en 1921, 14 años antes, aproximadamente 69.26% de las mujeres eran analfabetas.
En todo caso, el derecho a votar en elecciones presidenciales y parlamentarias no se logró hasta el 8 de enero de 1949, cuando el presidente Gabriel González Videla promulgó la Ley N° 9.292, que otorgó a las mujeres plenos derechos políticos. Esto permitió que las mujeres votaran por primera vez en una elección presidencial el 4 de septiembre de 1952, donde Carlos Ibáñez del Campo fue elegido presidente.
Hoy, leyes de paridad y cuotas impulsan la participación de mujeres en cargos públicos y se reconoce que su representación influye positivamente en la política y asegura una voz más equitativa en las decisiones de nuestro país.
Así lo dispuso la presidenta Michelle Bachelet el año 2015, con la promulgación de la Ley 20.840, que sustituye el sistema electoral binominal por uno de carácter proporcional. En dicha ley se dispone que, del total de candidaturas a diputado o senador, ni candidatos hombres ni mujeres podrán superar el 60% del total respectivo. Este es un ejemplo de los avances que están haciéndose en temas de paridad.
Cada voto cuenta
Al votar, delegamos el poder de decidir en temas de gran impacto. En el ámbito medioambiental, por ejemplo, los parlamentarios que elegimos legislan sobre leyes que regulan el uso de plásticos y la protección de ecosistemas, decisiones que afectan tanto a las generaciones actuales como futuras.
Cada voto cuenta. La participación en elecciones otorga responsabilidad a los políticos, manteniéndolos atentos a las demandas ciudadanas. Sin un voto activo, se reduce la representatividad y se debilita la capacidad de la ciudadanía para influir en las políticas públicas.