Chile y el mundo enfrentan una pandemia. Rompió nuestros esquemas, quebró nuestras planificaciones y, en un par de días, modificó absolutamente todo nuestro estilo de vida. Cambió la forma de estudiar, trabajar y convivir de los más de diescisiete millones de chilenos y de más de la mitad de la población mundial.
Sin duda que la actual pandemia de Coronavirus COVID-19 ha caído como un balde de agua fría en la política, economía y sociedad chilena y, al día de hoy, San Carlos y la región de Ñuble no ha sido la excepción.
A nivel local, a la fecha (29 de marzo) existen cerca de diez casos confirmados, y la región se alza como la tercera a nivel nacional según el número de contagios.
Durante los primeros días de la pandemia en la región, la Municipalidad de la capital de Punilla decretó cuarentena preventiva; luego, echó “pie atrás” y sacó un video notificando que el comercio podría funcionar pero con causas excepcionales. Al día de hoy circula en redes sociales un llamado “ciudadano” liderado por integrantes del Municipio que solicitan al gobierno declarar una cuarentena total para detener la ciudad, como una forma de prevenir la expansión del virus.
Lo curioso es que los propios concejales y el alcalde, partidistas de Chile Vamos, no utilizan sus contactos o sus redes internas (que toda autoridad posee) para solicitar cuarentena, sino que “entregan la batuta a la ciudadanía” ignorando lo declarado por las autoridades de gobierno en Ñuble.
Detener la ciudad por completo significa paralizar las actividades productivas y comerciales, el tránsito y las compras de los más de veintiún mil sancarlinos, al menos durante una semana. La salud es lo más importante, pero también debemos tomar en cuenta que el bolsillo de muchos micro-empresarios no da más, y una medida exagerada podría dejar sin fondos a parte importante del comercio local. Ante este panorama, una opción prudente es reforzar y exigir a la ciudadanía el respeto a las actuales medidas de prevención.
Gran responsabilidad tienen las autoridades del Estado en tomar la mejor determinación, de lo contrario, estarán poniendo en juego la salud y la economía de la segunda comuna más grande de la región.