A más de un mes de la llegada del nuevo Coronavirus COVID-19 a la región y nuestra provincia, el golpe más duro lo ha recibido la salud y la economía (como hemos señalado en anteriores editoriales).
Pero, ¿Cómo mantener o no disminuir tan drásticamente las ventas en el comercio local? Esa interrogante es el principal desafío para las pymes y los emprendedores, no solo de Punilla, sino que de todo Chile.
Durante esta semana, el Seremi de Economía Roger Cisterna, participó en un video de su cartera, en donde se mostraba como el comerciante Antonio Cano, de Chillán, entregaba sus productos a domicilio, con guantes, máscarillas y desinfectante; Cano ha debido reinventarse, y esa parece ser la clave para que las medianas y pequeñas empresas resistan esta pandemia.
Otro ejemplo de reinvención lo tenemos aquí mismo; Periódico La Fontana ha debido reinventar su plataforma web, cuadruplicar sus ediciones y dejar de lado el papel mientras dure la pandemia.
El “delivery (o en español, la entrega a domicilio) parece ser el salvavidas perfecto de los restaurantes y servicios técnicos, mientras que para otro tipo de comercio afloran las plataformas de e-commerce (traducido al castellano como comercio en línea); sitios web para que aquellos locatarios que hoy tienen las puertas cerradas, puedan vender su mercadería.
Pero, no podemos tapar el sol con un dedo y decir “ahí están las soluciones” ya que, en conectividad vial y comunicacional, Ñuble aflora como una de las regiones más débiles a nivel país, entonces ¿Qué sucede para el mercado tradicional y poco relacionado con las redes? Las llamadas telefónicas, los pedidos y la publicidad radial son hoy el pilar de ese nicho comercial.
Como vemos, para cada sector comercial existe un camino diferente para focalizar y aumentar (o no disminuir totalmente) las ventas. La economía y el marketing son dinámicos.
Es un hecho que una crisis como esta es lamentable y frívola, pero históricamente han sido éstos los momentos para las grandes ideas, la reinvención o una reestructuración de cada una de las pymes.
No es un discurso positivista, sino que es un enfoque distinto al gris y fúnebre panorama que enfrentan las billeteras de las medianas y pequeñas empresas.
De esta crisis saldremos todos, más temprano que tarde, y el ciudadano de a pie no puede esperar en el apoyo económico del Estado, sino que debe tomar las riendas de su economía y mirar la ayuda financiera como tal, y no como el único pilar para sostenerse.