Hace una semana, Haití vivió un terremoto 7.2 en la escala de Ritcher. A siete días del suceso, aún hay zonas de difícil acceso que no han recibido ayuda humanitaria. Así lo consigna el medio internacional Frace 24.
La carencia de carreteras y la imposibilidad de transitar los caminos existentes complican la logística de la entrada de suministros. La falta de infraestructura es solo una de los problemas a los que se enfrentaba el país y que se han agudizado después del terremoto.
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“No hemos recibido nada. Ninguna autoridad viene a ayudarnos. No tenemos agua, ni comida, ni vivienda. Tenemos muchas necesidades porque somos muy vulnerables”, le comunicó Antoine Marc-Arthur, un habitante de la comunidad de Gorjette, a la Agencia EFE.
Como él, muchos pobladores de distintas comunidades aisladas en la isla siguen a la espera de ayuda humanitaria más de una semana después del sismo que cobró la vida de al menos 2.207 personas, dejó 12.268 heridos y 344 desaparecidos.
La isla cuenta con una infraestructura vial precaria que ha complicado la labor humanitaria. A la difícil geografía del país y a la falta de carreteras se le suma las condiciones de inseguridad de ciertos sectores.
PREOCUPA LA SITUACIÓN DE LOS NIÑOS HAITIANOS
Según UNICEF, medio millón de niños se vieron afectados por el terremoto en diferentes partes del país. Un ejemplo de ello es la población del departamento de Grand’Anse, que tal como muestra Reuters, vive en difíciles condiciones. Algunos agricultores de la zona construyeron tiendas con postes de madera y sábanas, en ese estado la situación de los niños se vuelve preocupante.
“Ahora, con escasez de comida y agua, muchos de los niños pequeños sufren de hambre, fiebre e infecciones”, dijo Evelya Michele, madre de cinco hijos que vive en el campamento, a Reuters.
También en Los Cayos los niños se enfrentan al hambre, a la incertidumbre y a la falta de condiciones sanitarias.