Si hay una postura políticamente transversal se resume en la siguiente frase: la Convención Constitucional que sesiona actualmente en Chile es histórica. Para quienes levantan las banderas del denominado proceso constituyente, la Convención es histórica porque forjará ese Chile que tanto anhelan. Para quienes se oponen a una nueva Constitución, el organismo atenta contra la “estabilidad” y el régimen imperante en el país desde 1973.
Desde cualquiera de las trincheras -y desde el, a veces tan menospreciado, punto medio, que busca entender ambas partes- el proceso que vive el país es importante y es transversal. Pero también, es complicado.
Será el primer texto constitucional escrito en la era digital. Con la presión y la crítica de Twitter, y las funas de Instagram, no es menor la influencia que los internautas tienen por sobre los convencionales constituyentes. Sobre todo cuando gran parte de los movimientos sociales que llegaron a la Convención, han construido una imagen e identidad a través de las redes.
Además, tal como se enseña en las escuelas de Periodismo, el internet es un arma de doble filo. Sí, es un lugar que potencia la existencia de medios de comunicación de calidad y veracidad -lo que nos impulsa día a día a trabajar en lafontana.cl-. No obstante, en las redes sociales cualquiera puede producir su propio contenido. Y eso es usado con fines políticos.
Al final, el chileno promedio se entera más de las críticas de pasillo, los ataques personales y frases polémicas, ignorando el debate de fondo.
Es necesario que prestemos atención a lo que sucede en la Convención Constitucional. A lo que sucede dentro de ella. Las comisiones debaten semana a semana iniciativas que, más tarde, deberán ser discutidas por el pleno de la Convención. En paralelo, la ciudadanía ha podido ingresar sus propias iniciativas, denominadas populares, con la base de 15 mil firmas.
Hay mucho quehacer. “El desorden es grande, abunda el cansancio y la dispersión”, dijo el convencional Patricio Fernández -lo que fue criticado por algunos-. Pero la opinión de Fernández, más allá de denotar una antigua o nueva mentalidad, refleja que la Convención realmente está trabajando. Por lo mismo, como ciudadanos debemos entender qué, cuándo y cómo se realiza ese trabajo.
Instagram, Facebook y Twitter cada vez son menos confiables para ello. Tampoco algunos “medios” digitales, sesgados en una sola opinión política.
Infórmese a través de cuentas oficiales y lea todo lo que pueda. Siga a los convencionales constituyentes de su región; a todos. No solo a los de su afinidad política. Para descubrir la verdad, hay que conocer todas las caras de la moneda.