Un total de 174 trampas para detectar mosca de la fruta fueron instaladas por el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) en la Región de Ñuble. Así lo informó la institución este miércoles, 27 de noviembre.
La medida forma parte del Sistema Nacional de Detección Temprana y busca identificar la presencia del insecto Ceratitis capitata. Las trampas se distribuyeron en comunas desde la cordillera hasta el litoral.
La vigilancia se realiza en frutales como nísperos, ciruelos y cerezos, considerados hospederos habituales de la plaga. La ubicación de las trampas cambiará según el estado de madurez de otros frutos presentes en el territorio.
El operativo abarca sectores urbanos, rurales y semiurbanos, y contempla revisiones cada siete días, debido a que las altas temperaturas aceleran el desarrollo del insecto. La mosca de la fruta está clasificada como plaga cuarentenaria, categoría que implica restricciones para la producción y exportación agrícola.
Este tipo de plagas puede afectar a más de 250 especies frutales, impactando directamente en su calidad y comercialización. En caso de detectarse ejemplares, el SAG activa medidas como tratamiento fitosanitario y limitaciones al traslado de fruta.
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Riesgo de ingreso por pasos no habilitados
Según información entregada por el organismo, la red de vigilancia nacional incluye más de 10 mil trampas distribuidas en distintos puntos del país. En Ñuble, las condiciones climáticas actuales determinan una frecuencia de monitoreo más alta.
Una de las principales vías de ingreso de esta plaga es el traslado no autorizado de frutas y vegetales por pasos fronterizos sin control. El director regional del SAG en Ñuble, Osvaldo Alcayaga, llamó a respetar la normativa vigente, especialmente al regresar de viajes internacionales.
“El ingreso ilegal de productos vegetales representa un riesgo directo para la agricultura nacional”, advirtió Alcayaga. Agregó que el cumplimiento de la normativa ayuda a mantener el estatus fitosanitario del país.
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El organismo también pidió colaboración ciudadana para facilitar la inspección de las trampas instaladas. “La comunidad tiene un importante papel que cumplir en la defensa de nuestro patrimonio fitosanitario”, señaló el director regional.
En Ñuble, más del 60 % de la población mantiene alguna relación económica o laboral con el sector agrícola, por lo que la detección de esta plaga podría generar impactos significativos.













