El Ministerio de Educación les indicó a los colegios que la promoción automática está descartada, es decir, la posibilidad de que los alumnos repitan de curso es viable. Entonces, cabe preguntarse qué consecuencias tendría la posible repitencia y cómo este año ha afectado a los escolares en su desarrollo emocional e intelectual.
“Creo que la discusión se está quedando en un tema administrativo vinculado a si es pertinente la repitencia. Está quedando en segundo plano si los estudiantes lograron o no los aprendizajes establecidos para este año. En función de eso hay que tomar una decisión adecuada”, asegura el director del Departamento de Pedagogía de la Facultad de Ciencias de la Educación de la U. San Sebastián, Roberto Reinoso Bascuñán.
Misma opinión sostiene el coordinador del Área de Educación de la Facultad de Psicología de la USS, Cristóbal Castro Castro. “Más que ver si el niño pasa o no de curso, hay que evaluar si logró los objetivos de aprendizaje. No es lo mismo que repita en un año académico normal, con clases presenciales a uno aislado y con clases virtuales”, explica el también magíster en Psicología con mención en Educación.
DIVERSAS CONSECUENCIAS
Los niños que se encuentran en sus primeros años de escolaridad han tenido que pasar de estar con sus compañeros y jugar con ellos a solo ver las caras de sus amigos en la pantalla y seguir, en lo posible, las clases o cápsulas que dejó su profesora. Según ambos profesionales, aquello ha afectado su desarrollo emocional y social.
Para Cristóbal Castro ningún niño de 5 años debería aprender a través de una pantalla. “A esa edad está desarrollando su sistema nervioso a través del crecimiento neuronal y de las conexiones entre neuronas. Además, dichos menores pasan por un proceso de poda sináptica, es decir, su cerebro disminuirá las conexiones entre las áreas que no utiliza”, asegura el psicólogo.
Mismo argumento sostiene Roberto Reinoso, quien afirma que las clases para los alumnos de kínder y primero básico deben realizarse a través del juego y del acompañamiento de profesores y educadoras de párvulos. “Existe un grupo de niños que está abandonado académicamente, pero no por responsabilidad de sus profesores, sino por las condiciones en que se está dando el proceso. Por ejemplo, cómo se le enseña a un chico a leer en una pantalla si al lado está su papá trabajando en una”, sentencia.
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CUARTOS MEDIOS
Los alumnos de cuarto medio están entre los escolares que sufrirán peores consecuencias al cierre del año académico. Más todavía si consideramos que tendrán que dar la Prueba de Transición del Proceso de Admisión 2021 para ingresar a la educación superior, a la que accederán con vacíos académicos y con poca costumbre a los horarios institucionales.
“El peor panorama para un joven es estar en cuarto medio. Muchos de ellos tuvieron que vivir los problemas del 18 de octubre del año pasado y no pudieron terminar su colegio de manera normal. En esta etapa será difícil que los papás pidan que repitan, sin embargo, los alumnos deberían tener la madurez suficiente para saber si tienen los requisitos para ser promovidos”, sostiene Roberto Reinoso.
En su opinión, el foco educacional de este año debe ser planificar la nivelación de aprendizajes para el 2021. “Creo que habría que anticiparse, ya que aún no sabemos si tendremos clases presenciales el siguiente año. Además, pensar que con la vuelta a clases basta es una utopía. Eso porque las salas no podrán tener 40 o 30 alumnos, solo podrán ser 15 y eso implica duplicar la infraestructura y los tiempos para dedicarle a los aprendizajes”, asevera Reinoso.
REPITENCIA
Sabiendo los padres que durante este 2020 sus hijos no podrán tener un año escolar normal, la idea de repetir no debe descartarse si lo que quieren es que sus hijos aprendan los contenidos en el período que les corresponde. “La repitencia no es un castigo, es una oportunidad de lograr aprendizajes, desarrollar habilidades con una mayor madurez académica. Debe entenderse como un remedio y, a partir de eso, involucrar a las familias en la decisión”, plantea Roberto Reinoso.
Por otra parte, Castro dice que la decisión pasa por el ‘autoconcepto’ que tengan los escolares y su experiencia durante la cuarentena. “Hay que verlo caso por caso, ya que conozco establecimientos en los que la educación virtual funciona como reloj y otros en los que no. La decisión que tome el ministerio debe hacer entender al estudiante que la culpa no fue suya”, asegura el psicólogo.