Las renuncias consecutivas de quienes hasta el mes pasado habían sido el intendente de Ñuble, los gobernadores de Punilla y Diguillín, y el alcalde de San Carlos, dieron inicio casi oficialmente a “la temporada de candidatos”.
Se acercan las elecciones, y es un hecho que, en San Carlos y las comunas de Punilla, la ciudadanía ya distingue a quienes quieren “candidatearse” y, aunque el Servel pone fecha al inicio de las campañas, siempre comienzan antes, aunque sea camufladas como un “caballo de Troya”, e inclusive hay algunos que apuestan por realizar actividades donde, descaradamente, hacen proselitismo político en pos de una candidatura.
Publica avisos legales fácil y rápido
Extractos, citaciones, extravíos de cheque, remates y más
Muchos futuros candidatos llevan meses ideando como ganarse su voto, mérito que no siempre prefiere ir por el camino de la razón y la presentación de un plan de trabajo, sino que, comúnmente, apela a la simpatía, bondad y buen aspecto de los personajes en cuestión.
La estrategia más utilizada por quienes hoy quieren ser concejales, alcaldes o incluso constituyentes es acercarse a la ciudadanía, lo que evidencia que tanto ciudadanos como políticos saben que existe una brecha entre quienes gobiernan y quienes son gobernados.
Y ante este panorama, salen caras nuevas. La ciudadanía se divide en dos bandos -ignorando los sectores políticos-: los que alaban la aparición de nuevos personajes y los que critican el oportunismo de figurar en estos escenarios.
Por lo tanto, y en defensa de una democracia sana con procesos electorales fundados en el conocimiento y la razón, debemos exigir transparencia, verdad y consecuencia. El primer mal que se debe erradicar es el uso de cargos públicos -principalmente del gobierno de turno- para posicionar políticamente a rostros nuevos. Ninguna institución pública debe ser usada para posicionar futuros candidatos, ni tampoco utilizarse como premios de consuelo para quienes pierden elecciones. Deben ser dotados de funcionarios con vocación de servicio público, donde primero están los objetivos ciudadanos -como el solucionar problemas estructurales y disminuir necesidades- y después los objetivos personales y de carrera política; eso es lo que la ciudadanía se merece.
Por otro lado, el que existan movimientos y agrupaciones sociales que sean usados para posicionar a una persona como candidato antes de que inicie el periodo legal de campaña perjudica el sano ejercicio democrático. No deberíamos ver “candidatos” invitando a votar por ellos en la radio, repartiendo sus nombres o difundiendo pancartas en redes sociales antes del plazo determinado por el Servel; para algo existe dicha institución.
El llamado es a que la ciudadanía analice el actual panorama político; juzgue quienes están respetando moralmente los procesos democráticos y planifique un voto informado.