Es una materia compleja y llena de tecnicismos pero, en simple, es nuestro cable con que la región se conecta con el resto del país y obtiene electricidad -porque claramente la energía con que se alimentan hogares, servicios y empresas, no proviene de aquí mismo-. Se trata de la denominada línea de transmisión de energía de Ñuble, que conecta con Maule y Biobío -y si le sumamos la conexión de gasoductos, incluso viaja hasta la Argentina.-.
Es esa red la que hoy no da, literalmente, el ancho. De hecho, en verano se vivieron varios cortes de electricidad que tuvieron a la región en vilo, porque se activaron mecanismos de seguridad ante robo de cables y se dejó de transmitir la electricidad -y, como no hay una alternativa de emergencia, lisa y llanamente dejó de recibirse el suministro por unas cuantas horas-.
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Es una falencia grave que hoy, a más de cuatro años de crearse la Región de Ñuble, busca ser solucionada. Para la historia quedarán, por ejemplo, los informes técnicos donde se detallaba esta realidad y que, por algún motivo desconocido, fueron ignorados por los gobiernos de Bachelet 2 y Piñera 2, que instituyeron y pusieron en marcha la región, o -si no fueron ignorados- fueron postergados.
El hecho es solo una de las tantas falencias de la que hoy es la región más pobre del país y adolece de varias otras cosas -como mobiliario y oficinas provinciales, que viene alegando la ANEF desde 2018-.
El proyecto de ley que promete el Ministerio de Energía para resolver el asunto de la línea de transmisión traerá soluciones, pero evidencia una vez más el centralismo. Fue elaborado en Santiago y deberá ser aprobado en el Congreso, como cualquier ley, para recién promulgarse y ejecutarse.
¿Era el único camino? ¿No existe una vía menos burocrática? Al parecer, la alternativa del proyecto de ley -que se enmarca en la denominada Ley Marco Medio Ambiente, cuya ejecución busca ser uno de los logros de la administración Boric- es el camino más corto y “mata varios pájaros de un tiro”, porque compromete un modelo de acción en cada región que lo solicite.
Así, la Región de Ñuble depende, una vez más, de los votos parlamentarios para solucionar uno de sus problemas. Eso sí, el proyecto promete.