En junio, agosto y septiembre, la Región de Ñuble sufrió con las fuertes inundaciones provocadas por las intensas lluvias, las que dejaron importantes secuelas en la red de canales.
Se trató de eventos meteorológicos tan inusuales, que la Dirección General de Aguas informó que los periodos de retorno de estos fenómenos han superado récords de hasta 760 años.
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Los daños en la infraestructura de riego fueron considerables, afectando más del 90% de las bocatomas de los canales matrices y alterando el curso de los ríos en 17 puntos diferentes.
Ante esta situación, el Ministerio de Agricultura coordinó esfuerzos con la Comisión Nacional de Riego (CNR) y el Instituto Nacional de Desarrollo Agropecuario (Indap) para mitigar los efectos en la agricultura regional, una industria vital para la economía local.
La superficie de riego afectada se estimó entre 90 mil y 100 mil hectáreas, según el balance realizado por la Seremi, con una inversión conjunta de la CNR y el Indap de más de $2 mil millones de pesos.
A cuatro meses de la catástrofe
En diciembre, a cautro meses de las inundaciones invernales, el Ministerio de Agricultura realizó un balance en la región. Los fondos permitieron rehabilitar cerca del 98% de la superficie de riego, brindando un alivio significativo a la comunidad agrícola.
El Seremi de Agricultura, Antonio Arriagada, remarcó que “poder tener una temporada de riego normal fue un gran logro y una de las metas. Nos pudimos reponer de las inundaciones”.
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Se ha destacado el apoyo a los productores de los canales Chacayal y Rinconada de Cato, con respaldos financieros significativos.
En cuanto a la inversión pública, la CNR asignó más de $1.700 millones a concursos especiales de emergencia, mientras que Indap contribuyó con más de $800 millones.