Un total de 630 parcelas experimentales de alfalfa fueron evaluadas en el Centro Experimental Santa Rosa, en Chillán (Región de Ñuble).
El estudio, dirigido por el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), analizó la resistencia de distintas variedades de este cultivo a la escasez de agua.
La investigación incluyó más de 200 líneas genéticas dentro del Programa de Mejoramiento Genético (PMG) del INIA.
Según el ingeniero agrónomo del INIA Quilamapu, Luis Inostroza, uno de los aspectos evaluados fue la producción de materia seca, utilizada como indicador en cultivos forrajeros.
«La producción de materia seca es esencial para determinar cómo las nuevas variedades responden al estrés hídrico«, explicó el especialista. Además, indicó que el estudio busca alternativas para la producción de forraje en sectores con disponibilidad limitada de agua.
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El proceso de evaluación tuvo una duración de tres a cuatro años debido a que la alfalfa es una especie perenne. Durante este período, se realizaron entre tres y seis cortes por temporada, con el fin de medir la producción de forraje.
En otoño e invierno, el análisis se enfocó en la dormancia invernal y la sobrevivencia de las plantas. Esto permitió observar el comportamiento de las distintas variedades en estaciones con menor disponibilidad hídrica.
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Monitoreo y análisis de la alfalfa
Las muestras recolectadas fueron sometidas a análisis de laboratorio para determinar su contenido de fibra y proteína, factores clave en la alimentación animal.
La investigadora y extensionista del INIA Cauquenes, Viviana Barahona, explicó que las variedades estudiadas fueron seleccionadas a partir de una investigación prolongada.
«Este trabajo ha implicado la recolección, caracterización, cruzamiento y selección de germoplasmas adaptados a condiciones de secano«, indicó la investigadora.
Añadió que los resultados obtenidos permitirán evaluar qué líneas genéticas presentan un mejor desempeño en escenarios de escasez hídrica.
El estudio es parte del proyecto Fondecyt 1230399, que analiza los componentes genéticos que influyen en la calidad y rendimiento de la alfalfa. En la investigación participaron especialistas del INIA, la Universidad de Talca y la Universidad de Concepción.
Los resultados obtenidos podrían contribuir al desarrollo de nuevas variedades comerciales. El ingeniero agrónomo del INIA Quilamapu, Luis Inostroza, destacó la importancia de la investigación para los productores agrícolas.
«Queremos encontrar las mejores opciones para los agricultores que dependen de la alfalfa en zonas de secano«, puntualizó. Además, mencionó que el monitoreo prolongado permitirá seleccionar variedades con mejor adaptación a la falta de agua.