Cerca de 430 personas asistieron al encuentro Viraliza Ñuble 2025, realizado en Chillán (Región de Ñuble) durante dos jornadas. La actividad analizó desafíos climáticos y tecnológicos del sector frutícola y fue organizada por INIA Quilamapu.
La convocatoria superó ampliamente la meta inicial de 150 asistentes, según informaron los organizadores. Participaron agricultores, asesores técnicos, investigadores, empresas del rubro y autoridades.
Las exposiciones se centraron en temas como cambio climático, mecanización del agro, uso de inteligencia artificial y apertura a nuevos mercados internacionales. Se presentaron 17 especialistas provenientes de Chile, Australia, España, República Checa e Italia.
El director regional del INIA Quilamapu, Javier Chilian, destacó el interés que generó el evento entre los distintos actores del sector. “La masiva asistencia y el alto nivel de las ponencias reflejaron la necesidad de transformar a Ñuble en una gran región frutícola”, señaló.
Chilian agregó que el instituto ya trabaja con especies frutales que requieren menos agua y toleran mayores variaciones de temperatura. Estas medidas buscan enfrentar condiciones climáticas más extremas en el futuro cercano.
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Tecnología, sabor y mercados
El director regional (s) de Corfo, Juan Riffo, planteó que este tipo de encuentros permite visualizar cómo avanzar en innovación tecnológica aplicada al agro. “Viraliza Ñuble 2025 fue una instancia clave para proyectar el futuro de la fruticultura regional desde la innovación y la tecnología”, afirmó.
Riffo también mencionó la incorporación de herramientas como la agrofotovoltaica, que combina cultivos agrícolas con generación solar, en contextos de escasez hídrica.
El Presidente de la Federación de Productores de Fruta de Chile (Fedefruta), Víctor Catán, abordó la necesidad de diversificar los cultivos en Ñuble. Mencionó especies como arándanos, cerezos, avellanos europeos, frambuesas y castaños como alternativas viables.
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Catán enfatizó la importancia de resguardar la calidad de la producción. “Tenemos un sello único que debemos proteger: el sabor. La fruta chilena, como el arándano, tiene un dulzor y una intensidad que nos diferencia”, indicó.
Durante el encuentro también se discutió la urgencia de fortalecer la asociatividad entre pequeños y medianos productores. Asimismo, se destacó la importancia de vincular los desarrollos científicos con el trabajo agrícola en terreno.
Las entidades organizadoras informaron que se proyectan nuevas instancias de trabajo conjunto en la región. Estas actividades buscarán impulsar la producción frutícola bajo criterios de eficiencia, resiliencia climática y conexión con mercados internacionales.