Nuevas variedades de porotos que logren resistir plagas, enfermedades y sequía tanto en Chile como en Estados Unidos. Eso buscan una serie de ensayos realizados en Chillán (Región de Ñuble). que informó el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA).
Los trabajos se realizaron bajo el marco de un convenio internacional vigente desde 2018. Las investigaciones apuntan a reducir pérdidas agrícolas y responder al cambio climático.
Investigadores de Chile y Estados Unidos trabajan en el desarrollo de nuevas variedades de porotos con mayor resistencia a plagas, enfermedades y escasez hídrica.
Las investigaciones se concentran en enfrentar tres problemas que afectan directamente la producción: el virus del mosaico común, los gorgojos del grano almacenado (del género Acanthoscelides) y la reducción del agua disponible para riego.
Se han realizado cruzamientos genéticos entre variedades nacionales, como el poroto tórtola, y líneas desarrolladas en Estados Unidos. El fitomejorador Carlos Urrea explicó que ya existen dos variedades con menor demanda hídrica: Great Northern y Slow Darking Trade.
Además, dijo que el objetivo es avanzar con rapidez en el desarrollo genético del cultivo. “Estos materiales no solo requieren menos agua, sino que además conservan su color y frescura por más tiempo en almacenamiento”, precisó.
Otro de los enfoques del proyecto es la mejora en la estructura de la planta, con el fin de facilitar su cosecha mecanizada. Urrea añadió que trabajan en lograr una planta más recta, con las vainas separadas del suelo, lo que puede disminuir pérdidas postcosecha.
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EE.UU. «gana una temporada» trabajando en Ñuble
Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el cambio climático ha afectado el rendimiento de legumbres a nivel global, lo que ha impulsado la necesidad de adaptaciones genéticas.
El virus del mosaico común, una de las prioridades del trabajo, es considerado endémico en diversas zonas agrícolas del país. Urrea señaló que realizar los ensayos en Chile permite reducir los tiempos del proceso, aprovechando el verano localmientras en Estados Unidos es invierno.
“Trabajar aquí en verano me permite ganar una temporada completa, mientras en Nebraska hay invierno”, explicó el investigador.
Urrea afirmó que se proyecta un plazo estimado de tres a cuatro años para contar con nuevas variedades disponibles. “El desarrollo completo de una nueva variedad toma al menos una década, pero vamos adelantados”, indicó.
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Variedades aún son experimentales
El encargado del programa de legumbres del INIA, Kianyon Tay, coordina los ensayos en el país y ha trabajado en la incorporación de características locales en las nuevas líneas.
La colaboración también ha incluido actividades de formación técnica para estudiantes chilenos en Estados Unidos. Según explicó Urrea, “cuatro estudiantes de pregrado han sido entrenados en Nebraska, y en esta visita estamos seleccionando a nuevos postulantes”.
El convenio se originó tras una reunión técnica en el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), en Colombia, hace más de siete años. Si bien las pruebas siguen en ejecución, las variedades aún no están disponibles comercialmente en Chile, ya que el proceso continúa en fase experimental.